Litoral Costero
El litoral getxotarra bordea al municipio por el norte, oeste y suroeste recorriendo una gran variedad de paisajes: el Abra, las calas y playas pedregosas, las playas de arena y el litoral rocoso protegido por acantilados diversos en cuanto a estructura y composición.
El Abra
La zona del Abra interior, si bien es el hábitat más humanizado, posibilita la observación de una avifauna muy variada, cuya relevancia se hace más notoria durante las épocas de migración y la estación invernal. Entonces se pueden observar gran variedad de anátidas, colimbos, zampullines, ardeidas o gaviotas de muy diferentes especies, alcas y araos y los días de "temporal" y fuertes tormentas, incluso aves pelágicas que acuden al puerto buscando protección y descanso. Es en esas fechas cuando es más habitual la observacion de "rarezas" o especies menos habituales. Los limícolas de diferentes tipos (correlimos, andarríos, agujas, zarapitos, vuelvepiedras, etc.) también son habituales de este espacio costero, destacando la pequeña playa de La Bola y rocas próximas como lugar para su observación.
Estos limícolas son frecuentes de observar también en otros ambientes costeros como las playas de arena y roca, donde son especialmente frecuentes durante los pasos migratorios. Hay varios ambientes de este tipo en el municipio, destacando la playa de Las Arenas, la playa de La Bola, las playas y calas de Ereaga, Kantarepe, Arrigunaga, Tunel-Boka, Gorrondatxe o Azkorri y Barinatxe o La Salvaje. Su abundancia en estos espacios naturales está acondicionada, aparte de por los propios recursos tróficos, por las molestias que encuentran, siendo en las playas más urbanas donde se incrementan debido a la presencia de perros, paseantes, etc.
No obstante, los días de lluvia y mal tiempo aún pueden observarse incluso en esos entornos más urbanos y cuando las playas se llenan de bañistas cobran especial interés los tramos litorales de roca que se localizan bajo los acantilados. Los limícolas, cormoranes, etc., se encuentran aquí unos espacios propicios para el descanso y propicios para el descanso y protegidos por los propios acantilados.
Franja de acantilados
Los acantilados costeros se pueden considerar como uno de los pocos ecosistemas que se mantienen a salvo de la especulación urbanística y su destrucción gracias a sus propias características. No obstante, la complejidad de estos enclaves sí se puede alterar gravemente, lo que puede provocar una reducción de su biodiversidad.
La estratégica orientación de buena parte de estos acantilados, sólo visibles desde la mar, permite el asentamiento de una fauna ligada a estas paredes verticales, que encuentran refugio y tranquilidad en este inaccesible hábitat. Así, las repisas y huecos permiten que se instale alguna pareja de cernícalo vulgar (Falco tinnunculus), roquero solitario (Monticola solitarius), mochuelo europeo (Athene noctua), colirrojo tizón (Phoenicurus ochruros) o incluso halcón peregrino (Falco peregrinus).
La flora también se adapta a estas condiciones extremas sometidas al spray marino y a la escasez de suelo. Donde los acantilados no son tan abruptos y las pendientes se suavizan aparecen densos céspedes que cubren de manera continua el suelo y están constituidos por plantas que soportan bien la salinidad. Al tratarse de la primera franja de vegetación, es un buen lugar para localizar a muchos pájaros de suelo, migradores, en su primer contacto con la costa. Entre ellos destacan el bisbiga costero (Anthus petrosus), la collalba gris (Oenanthe oenanthe) o la codorniz (Coturnix coturnix), entre otros.
La siguiente franja, inmediatamente posterior, viene caracterizada por el Brezal Seco Costero Atlántico. Una masa arbustiva caracterizada por la presencia de brezos (Erica vagans, Erica cinérea), Aulagas, Genista spp., argomas, Ulex spp., etc.
Entre la avifauna más representativa de este se podría citar a la curruca cabecinegra (Sylvia melanoce phala), escribano soteño (Emberiza cirlus), buscarla pintoja (Locustella luscinoides) o la tarabilla europea (Saxicola rubicola).
Aunque quizás los más representativos de este hábitat sean los reptiles, tales como el eslizón tridáctilo (Chalcides striatus), la víbora seoane (Vipera seoanei), las culebras lisas (Coronella sp.) o el lagarto verde (Lacerta bilineata).
La belleza del litoral costero getxotarra lo convierte en un área muy transitada por paseantes y cicloturistas. Ello ha provocado una grave erosión y la desaparición casi total, en algunas zonas, de este peculiar hábitat costero. Actualmente, el área de Medio Ambiente está llevando a cabo una serie de proyectos de restauración del Brezal Seco Costero. Estos proyectos integran acciones de recuperación directa con el consiguiente cierre de algunas superficies, la eliminación de especies invasoras y plantación de brezos y otras especies; y acciones de información, concienciación y educación ambiental.
Pinares costeros
Estos pinares localizados en la zona de La Galea y Azkorri, no han sido sometidos a explotación alguna, lo que permite el crecimiento y la colonización de la vegetación potencial bajo su cubierta arbórea, creándose un sotobosque de gran interés que con el tiempo debería suplantar con especies autóctonas a los propios pinos. Además, ello ha contribuido a formas variadas en su porte y al aporte de madera muerta lo que beneficia la presencia de insectos xilófagos y otros invertebrados.
Su localización en primera línea de costa, les otorga un gran valor como especies alimentarse allí y refugiarse en los pinares. Ello hace que la comunidad faunística de estos ecosistemas sea rica y variada a lo largo del año, si bien la escasa superficie de los pinares no permite el asentamiento de algunas especies más forestales.
La riqueza de su sotobosque incrementa el rango de especies que pueden hacer uso de estos pinares, ya que a los paseriformes más característicos del pinar y de los estratos arbóreos, tales como los herrerillos, carboneros, reyezuelos, mitos, verdecillos, etc., se juntan los de estratos arbustivos, tales como el chochín, cetia ruiseñor, currucas, petirrojo, mirlos y zorzales, e incluso los nocturnos chotocabras.
Los mamíferos y reptiles encuentran una excelente protección en estos hábitats. En los charcos colindantes y del interior del pinar destaca la presencia del tritón palmeado y, por su parte, las ardillas rojas animan con sus saltos cualquier paseo por estos ambientes.
Playa de Gorrondatxe
Especial mención merece la playa de Gorrondatxe o Azkorri ya que alberga la única población de sapo corredor (Epidalea calamita) del Territorio Histórico de Bizkaia. Esta población estuvo a punto de desaparecer, pero las labores de estudio y gestión junto a las consiguientes medidas puestas en marcha desde 2008 por el Área de Medio Ambiente de Getxo ha posibilitado que su situación ya no sea alarmante.
La playa de Gorrondatxe alberga además un complejo sistema dunar con especies vegetales propias y características de este medio, destacando además la presencia de la última población vasca conocida como Chamaesyce peplis, y de otra especie escasa Honckenya peploides, ambas incluidas en el Catálogo Vasco de especies amenazadas en la categoría de vulnerables, aspecto muy importante ante cualquier actuación a llevar a cabo en este hábitat.
La flora y la fauna de este espacio natural es objeto de seguimiento por parte del Área de Medio Ambiente, al igual que la fauna y avifauna de la franja de acantilados.
Los datos que se van obteniendo posibilita la puesta en marcha de nuevos y apasionantes proyectos de conservación de hábitat y de especies.
NOTA: Todas las imágenes son propiedad de Xabier Buenetxea.
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